Una paloma entró por la ventana abierta,
el sonido de su aleteo era algo cotidiano
su canto, vuelo y sombra; a veces lograba robar mi atención
aun así, cada mañana mi ventana estaba abierta.
Como nunca, se poso sobre mi hombro; al verla del susto
voló a una silla y miró, voló hasta mi escritorio parecía modelar, con su majestuosa seguridad, de acá para allá
haciéndome envidiar.
Se poso en mi lampara, me miraba
como el cuervo de Poe bestia de noche plutónica,
era ni paloma, avecilla de mañanas lánguidas, fiel compañera
de los momentos de soledad, cantó y yo la escuche.
No había silencio porque allí adentro seguía su voz
era como una llamada, una carta de meses atrás
nostálgica, seductora, invitándome a seguirla y conocer
donde anida, en que callejón, que azotea; ella lo supo
( yo quería seguirla ) y voló , la perdí de vista y
se perdió entre los afanes del asfalto...
Danilo Fuentes & Victor Guiñazú
No hay comentarios:
Publicar un comentario